-Hola ¿Estela?
¡Ah! Está bien ¿Y a qué hora vuelve? Perfecto. Entonces dígale, por favor, que
llamó Luis y que es por el asunto de la escribanía. Muchas Gracias. Adiós.
-Este es un
mensaje para Daniel Burreti; favor de acercarse para tomar un café pendiente en
cualquiera de nuestros bares. ¡Nunca te encuentro, Dani! Siempre me atiende
este contestador…llamame y organicemos algo, dale. Un abrazo.-
-¡Andrea, no
me cortés! Sí, sí, es tardísimo. Oime, desde un público te estoy hablando. Ya
se, ya lo se. Dejame explicarte. Yo tuve la culpa, pasa que no había sido un
buen día y vos quizás insististe un poco… ¿Hola? ¿Andrea, estás ahí?
-…Es que a
veces uno se cansa de dar siempre las mismas noticias. Cambian los nombres, las
fechas, los domicilios. Pero las noticias son las mismas. Las malas son las que
me demandan más tiempo. Eso si, la gente nunca se disculpa; el otro día tuve
que poner un “perdón” o se lo saqué de la boca, no recuerdo. En ese momento se
tranquilizó la conversación. De vez en cuando me llevo alguna, por ejemplo que
nació alguien o que una persona está
contenta que consiguió trabajo. Los tiempos ya no son los mismos, me cuesta
concentrarme y eso la gente lo siente. No se da cuenta, pero lo siente; vive
los silencios del otro lado. Son esos silencios cortos pero incómodos.
Sí, me tratan mal: me cuelgan, me cortan, me
golpean, me gritan, me lloran y hasta me estornudan. Y uno siempre tiene que
funcionar porque sino no recibe la moneda. Aunque a veces hago trampa. Me hago el roto y me quedo con
algún centavo. Otras veces ellos se los olvidan en mí. Pero nunca falta el que
mete la mano en la lata.
No, no, al contrario, me veo como una
in-comunicación, siento que no queda pulso para mi vida ¿Me entendés? A ellos
les juega en contra, soy el médium que acorta distancias evitando que se miren
o que se toquen. Con el tiempo me acostumbré y me acepté… y me aceptaron. Me
toman como lo que soy.
¡No me hagas reír! Nos pasa a todos. A mi
también me llevaron y estuve algunos días en esos servicios técnicos. Son como
mis vacaciones, me relajo, descanso y siento que no soy el único ¡No soy el
único! Pero acaso sino te hablan ¿Qué hacemos?
Tuviste suerte. Yo me sentía solo, no puede
pasar más de una hora sin que alguien me hable. Te imaginás cómo la pasé esos
días fuera de servicio. Luego me mudé, anduve por kioscos, hospitales,
ferreterías y a la intemperie también.
Te tengo que dejar. Está viniendo
una mujer que llama a su amante, y después a su marido. Hablamos. Que sigas
bien.
solo una cosa: jajajaja muy bueno, me copo mucho el final! jajaja
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