Madrugar con la noticia que es tu último día, que por más que corras, el cuento no tiene un final feliz, que necesitar de otro siempre va a ser una carencia, que no existe lo que se anhela, que no se anhela sin antes imaginarlo, que imaginarlo es escapar, que escapar es afirmar que no sos feliz.Y cómo quiere uno ser feliz, si madruga con una mala noticia.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Stop



  

  El mundo se detuvo. Yo continuaba mi trayectoria por inercia como todo lo que no estaba aferrado al suelo. Me creí empujado, volaba por el espacio sin tiempo. Me sentía más pesado que de costumbre y más lerdo.  El viento se enredó a sí mismo, los mares todo lo inundaron. El magma vio luz por las montañas mientras los árboles se deshojaban torcidos, crecían torcidos y morían torcidos. Cada noche duró seis meses, y más también.
  Salvo por los astros yo era feliz, porque en esa carrera contra la persistencia de la quietud, eran ellos quienes me arrestaban.
  Todos los temores se arrinconaron al este. Despedimos al magnetismo y nos reconciliamos con la locura. Asfixiado por la perplejidad comencé a correr como pude, surfeando espinas del inmóvil globo. La incertidumbre, total eclipse, fue entera.
  Rojo. Ya no se mentía. Azul. Flujo de verdades. Anaranjado. Creer que todo era un falso despertar.