Estoy
arriba de una tranquera, es de noche. Una noche mansa hace, no hay viento. Me empecé
a acordar de vos, de ustedes, de todos bah. Los llevo siempre en mente. Es más,
me surgió el recuerdo hoy a la tarde cuando vi a unos chicos saliendo de la
escuela. Se iban riendo de cualquier cosa como lo hacíamos nosotros. Después
seguí paseando y ahora que se calmó un poco todo, te escribo. Sabés qué lindo
este lugar. Apenas si llueve o sale el sol, los días están calcados entre sí de
otro día casual. Ya hace tres, cuatro meses que estoy acá y me pienso quedar
algunos meses más, quizá. Voy, vengo, no tengo lugar fijo ni quiero tenerlo
tampoco. Me siento bien conmigo. No es de ególatra ni por aparentar rudeza, es
real. Estoy, de verdad, bien.
Hace
tiempo tendría que haberte escrito pero no quería imaginarte esperando mi
regreso. Ni con fe. Sos de los que buscan explicaciones racionales a todo.
Aclaremos: no me fui por algún problema en particular, no hay culpas. Vacío, un
hueco que se llena de a poco en la vida: amor, sueños, trabajos, desgracias, un
gol, etc. Pero no todos tenemos el hueco, el espacio. Simplemente no. Así fue
como me harté de mí y fracaso tras fracaso tras frustración iba haciéndome cada
vez menos y arrimándome más. Partí. Yéndome, hace tiempo que ya no soy.
Fue
muy duro al principio, tomar conciencia costó mucho y adaptarse, más todavía.
Apenas tengo vista (los ojos los perdí) y casi nada de materia. Voy mutando. Es
gracioso: habría sido imposible, antes del cambio, pensarme como ahora. Te
contaba, cuando empecé con este tema lo más raro era des-acostumbrarme.
Des-acostumbrarme a mí, al tiempo, a esperar. Luego vino el extraño. Limarme la cabeza pensando en
ustedes. Porque al fin y al cabo uno vive para unos pocos. Despojarme desde el yo hasta la memoria. En verdad fue
complicado. En el camino me enamoré y me des-enamoré, eso de las relaciones largas
no es amor. No vamos a hablar del amor, ya se ha escrito demasiado.
¿Vos
cómo andás? ¿Qué es de tu vida? Desde acá te siento como a un torpe que
disfruta con ganas pero que temem. No sirve temer. Si tenés miedo de algo no lo
hagas, pero si querés vencer al miedo… no me mires así ¿Qué puedo mentirte? Por
otro lado, encará la realidad. Es mi vida. Es mi vida y a la vez muchas vidas.
No hay nada que se erija encima de tanto. Aceptalo, soy marginal, soy un hombre
cansado de haber existido. Parecerme una ola con elefantes dándose la trompa
desde una ruta y ser una piba con cara de joystick desde tu balcón. Ya no me
mires así que soy nube.
P.D:
Los rayos no existesn, son los flashes de las fotografías.